Como ya sabéis, el certificado energético es obligatorio cuando una vivienda se pone en venta o en alquiler. Pero, ¿En qué se fija el certificador cuando visita el inmueble?
En contra de lo que muchos pensáis, el certificador no se fija ni en la iluminación de la casa, ni en los electrodomésticos. Lo más importante es la orientación de la vivienda, sus ventanas y sus instalaciones, tanto calefacción como agua caliente.
Muchas personas piensan que el tipo de iluminación o el tipo de electrodoméstico que hay en la vivienda influyen a la hora de elaborar el certificado energético. Pero esto no es cierto. Lo que se valora en este documento son los siguientes elementos:
– Medición de la casa: El certificador mide la altura y la superficie de la vivienda para conocer cuál es el volumen que es necesario calefactar en la vivienda. Además es importante determinar la envolvente, es decir, si hay perdidas de calor por techos, paredes medianeras, suelos, además de las fachadas.
– Ver las instalaciones: el certificador se fija en los equipos de calefacción y agua caliente sanitaria; son factores que, según su eficiencia, influyen en la pérdida o ganancia de energía en la vivienda. .
– Dar información sobre las instalaciones: el propietario de la vivienda debe de facilitar, en la medida de lo posible, información sobre el tipo de aparato de calefacción o refrigeración de la casa para ver el consumo que tienen, su eficiencia, etc. Si el propietario conserva la información de la última revisión de la caldera conviene que lo aporte ya que ahí se determina cual es el rendimiento del equipo en funcionamiento.
– Las fachadas de la vivienda y resto de la envolvente: Su espesor, sus características físicas, junto con el año de construcción del inmueble y le dan al técnico la información sobre cual es la solución constructiva del cerramiento y su resistencia al paso de calor.
– Las ventanas de la vivienda: Su número, sus dimensiones, el tipo de vidrio, el tipo de marco, si tiene persiana, la altura del alféizar. Se puede tener una vivienda de 100 m2 y 5 m de fachada, o una vivienda de 60 m2 con toda la fachada al exterior. Según que caso, provoca que perdamos o ganemos calor.
– Los puntos fríos o puentes térmicos: El técnico ha de tomar nota de cuantos pilares hay en la fachada, como es el encuentro de la ventana y el muro, del muro y el forjado de techo, o de suelo, etc..
– Orientación de la vivienda y Patrón de sombras: Para el certificador, es importante conocer la orientación de la casa porque esto influye en la necesidad de calor o frío según la época del año. También se fija si hay elementos como árboles o edificios en frente que hacen sombra a la vivienda.
Una vez que el técnico haya tomado los datos de la vivienda, los analiza y los introduce en los programas informáticos habilitados para hacer el cálculo simplificado de la certificación energética.
El certificado es en un resumen que ofrece datos en forma de calificación de la “A” a la “G” y en el que el técnico también hace una propuesta de mejoras para la vivienda, que van encaminadas hacia una mayor eficiencia energética. Por ejemplo, colocación de toldos en las ventanas orientadas al oeste, cambiar el sistema de calefacción, cambiar las ventanas, etc.
El último paso es la inscripcción en el registro de la comunidad autónoma donde se encuentre ubicada la vivienda. En la Comunidad de Castilla y León se gestiona telemáticamente, y lo puede hacer tanto el propietario como el técnico. En A-certi, hacemos la inscripción en el registro sin ningún coste adicional para el propietario.
Una vez inscrito, la Junta emite una etiqueta energética en la que aparece la calificación energética, los kilogramos de CO2 emitidos y la demanda energética. Debe entregarse una copia de esta etiqueta, en caso de alquiler, al inquilino; y en caso de venta debe entregarse la documentación completa al nuevo propietario.