Con el certificado de eficiencia energética de los edificios se incluyen unas propuestas de medidas de mejora, donde se determinan que medidas son más convenientes para ese edificio, en el caso de que sus propietarios quisieran mejorar su eficiencia.
Las labores más importantes del técnico certificador son tres:
- Primero: tomar los datos del edificio con minuciosidad para reflejar la realidad del edificio.
- Segundo: ser conocedor en materia de eficiencia energética y por supuesto conocer los programas de certificación
- Tercero: quizá la más importante, y con los conocimientos anteriores, es estudiar qué conjunto medidas de mejora son viables en cada edificio. Cuáles son más rentables a corto plazo y cuales son más fáciles de aplicar.
Es sin duda, donde la seriedad de los técnicos, el compromiso con el cliente y verdadero conocimiento de la materia, marcan la diferencia en el trabajo resultante. La normativa que regula los certificados energéticos obliga a proponer al cliente al menos un conjunto de medidas de mejora. En A-certi solemos proponer hasta tres (que es el máximo que permiten los programas de certificación), dando prioridad a aquellas medidas más fáciles de incorporar (por ejemplo la sustitución de la caldera individual o de las ventanas), pero planteando también soluciones más ambiciosas (como colocación de colectores solares en cubierta o el aislamiento de la fachada por el exterior) de forma que se alcancen mayores ahorros tanto en las emisiones de CO2 a la atmósfera, como de dinero.
Realizar estas medidas o conjunto de medidas de mejora no es obligatorio para el propietario, se incluyen a modo de información con el objetivo tomar conciencia.
Muchos clientes, nos comentan que ellos no quieren gastarse el dinero porque los inquilinos maltratan las viviendas, pero si que estarían dispuestos a realizar mejoras en sus viviendas habituales. A este argumento se le deberá dar la vuelta cuando los futuros inquilinos rechacen las viviendas con baja calificación.