En el año 2010 el Parlamento Europeo aprobó la Directiva 2010/31/UE, donde se establecen los objetivos para el año 2020 que pondrán a la Unión Europea a la cabeza en la lucha contra el cambio climático. Es conocido como el Plan 20 20 20.
El objetivo de las medidas es que la Unión cumpla en ese año, con tres compromisos:
1. recortar las emisiones de CO2 en un 20%
2. mejorar la eficiencia energética en otro 20% y,
3. que el 20% de la energía que se consuma
proceda de fuentes renovables.
¿Será España capaz de alcanzar este objetivo?
En España se da una paradoja, por un lado se están reduciendo las emisiones de CO2 a causa del descenso de producción en las fábricas y por el desplome de la construcción; y por el otro, las empresas invierten menos en materia de eficiencia energética.
De este modo, a medida que se acerca al primer objetivo y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), España se va alejando del segundo; cuando debería ser al revés, que fuese la mejora de la eficiencia en el uso de la energía lo que proporcionase el ahorro deseado en las emisiones. España, por lo tanto, no está avanzando en la buena dirección y es necesario que aplique políticas activas en favor de la inversión en eficiencia energética y en favor de la concienciación de la población en la reducción de CO2.
El tercer objetivo parecía ser el que mas fácilmente alcanzaría España puesto que partía de una posición privilegiada , al ser uno de los líderes mundiales en energía eólica y solar. Pero la oscilante política en materia de energías renovables que ha llevado España nos hace intuir que este objetivo podría no cumplirse.
Según Geeen Peace, España será uno de los países que mas sufrirá las consecuencias del calentamiento del planeta a causa de la desertización, las sequías y del avance del mar en sus costas, lo que traerá consigo una enorme pérdida en cuanto a recursos económicos y biodiversidad.
Desde luego, parece que no queremos darnos cuenta de lo que nos estamos jugando.